jueves, 24 de septiembre de 2009

Existen diferentes categorías de niños de la calle. Existen aquellos que trabajan en las calles como su único medio para obtener dinero, aquellos que se refugian en las calles durante el día pero que a la noche regresan a alguna forma de familia y aquellos que viven permanentemente en la calle sin ninguna red familiar. Todos se encuentran en riesgo de sufrir abuso, explotación y violencia por parte de vigilantes o policías, pero los más vulnerables son aquellos que realmente duermen y viven en las calles, ocultándose bajo puentes, en alcantarillas, en estaciones ferroviarias. Aunque es probable que muchos posean pequeños empleos como el lustre de zapatos o la venta en mercados para sobrevivir, muchos terminan muriendo en la acera, víctimas de las drogas, la rivalidad entre pandillas y las enfermedades. Sin alguna forma de educación básica y capacitación económica, el futuro es sombrío para estos niños de la calle y su expectativa de vida es terriblemente baja.

¿Cómo se acerca la educación a estos niños que a menudo son tratados como delincuentes y que recelan de las instituciones, la autoridad y las actividades organizadas? Ellos pueden ver al mundo adulto como inherentemente amenazador. La educación no formal es una manera de abordar estas preocupaciones legítimas, al mismo tiempo que se deja la puerta abierta a la educación establecida en el futuro. El rango de las iniciativas no formales para los niños de la calle es inmenso.